viernes, 28 de mayo de 2010

Y de repente

Y de repente me encontré que no estaba pensando...

José Roberto Coppola

domingo, 16 de mayo de 2010

Trasnochado culposo

El día siguiente ando con el alma vacía. Después de una noche de baile y tragos siempre termino igual: con el desconsuelo metido en la piel. Cada vez que me trasnocho me siento culpable. Una culpa incierta y agobiante que se hace vertiginosa, me desorienta y me derrumba. Al salir de ese caos en el que no hay otra droga que los ritmos, las alegrías, las luces, los cuerpos, las copas, la algarabía y el sudor que encierra cualquier discoteca, me enfrento siempre expectante a madrugadas exterminadoras y solitarias de azules imprecisos que me hacen sentir un hombre miserable. Y termino extraviado en los espirales de una vorágine de inexactitudes que distorsionan el gozo en delito. Y me siento condenado. Como si hubiese hecho algo malo. Paso de la felicidad a la ruindad, de la oscuridad cierta a una vaga claridad, de la exaltación al desasosiego. La noche comete sus estafas. Pero aún así no voy a dejar de salir a bailar hasta los trasnochos. Porque finalmente la culpa sólo dura unas horas.

José Roberto Coppola

sábado, 15 de mayo de 2010

Borroso

Sin foco. Sin cercas. Sin lejos. Como el espejo manchado de vapor después de una ducha caliente. Borroso. Borrado. Fuera de enfoque. Aprieto los ojos y todavía no veo venir mi porvenir. Empañado. Sombrío. Trato de borrar el vapor con las manos y este se reproduce en mi reflejo. Incierto. Sin pronósticos. Sin premoniciones. No veo. El espejo sigue sucio. Todo está opaco. Todo está oscuro. Levitan las incertidumbres. Gravitan las imprecisiones. No se ve el horizonte. No me veo yo. Me busco y no puedo rescatarme de mi propia imagen cubierta por la borrosidad y las gotitas de agua. Húmedo. Turbio. No hay un allá. No se asoma un destino. No puedo verlo en mis ojos. El espejo empieza a aclararse muy lentamente... Pero todavía no veo nada. Todavía no.

José Roberto Coppola

jueves, 6 de mayo de 2010

Preceptos de una felicidad posible

Hacer concesiones de tu propia felicidad te convierte en un gran infeliz.

Para ser feliz a veces debes ser egoísta. 

La felicidad no se vende y no se presta, pero tampoco se hurta.


José Roberto Coppola