Los lunes tengo todo el día esa sensación de cuando me despierto en la que no sé qué hora es todavía. Los lunes nada me importa demasiado. Para mí es un día liviano, permisivo, posible. ¡Sí, los lunes son días posibles! Son días en los que nada me agrede. Son días en los que apago automáticamente todo lo que me agobia, fastidia y perturba. Los lunes nada me preocupa particularmente. Son días para el descaro. Son días sin culpa, aunque hayas hecho algo "malo" el domingo. Los lunes son para ser un poco irresponsable. Me entiendo bien con los lunes. Son días lineales, en los que nada me sorprende especialmente y eso me gusta, a veces necesito que nada altere mis sentidos. Los lunes no son para pensar, son para vivirlos, son para pasar por ellos sin que nadie se dé cuenta. Son días para suspirar por las calles, para caminar lento, para no mirar muy lejos. Hay algo aburrido, pasivo e invisible de los lunes que me gusta. Los lunes son dosificados. Me fascinan porque son suaves, quietos, no tienen riesgo. Son un poco cobardes y eso lo adoro en ellos. Me encantan los lunes, pero después vienen los martes a arruinarlo todo.
José Roberto Coppola