miércoles, 28 de julio de 2010

Así eran sus gustos, sus pasiones

"Soy de gustos amplios, pero de pasiones comedidas", dijo ella.

José Roberto Coppola

domingo, 25 de julio de 2010

El indulto

Ella recibió la desilusión con serenidad, como si la hubiese estado esperando en algún momento. Pero no. Nunca estuvo aguardando por ella. Con esas convicciones que se fortalecen en los momentos de mayores infortunios se dio cuenta de su coraje. Resuelta en su determinación sabía que ella era más valiente que la desdicha. Asumiría la infelicidad como una amazona y lloraría con los ojos bien abiertos. Ese mismo amor que le había hecho pestañear más rápido, ahora le había llenado la piel de incertidumbres. En su vergüenza ese mismo amor le pidió indulto a suplicios. Ella no creía en las reivindicaciones; no sabía si lo debía absolver. Estaba segura que podía acabar con todo, no sabía si debía, porque sí lo hacía sería para siempre. Conocía muy bien sus decisiones definitivas. Y estaba confundida entre sus sentimientos y sus reservas. Podía seguir sola. Estaba clara. Eso no la asustaba. Decidió firmar la amnistía porque los latidos de su corazón todavía no se habían desacelerado. Pudo perdonarlo sin aprensiones propias. Estaba enamorada. Iba apostar al amor sin miedo. Pero si la desventura la llegaba a visitar otra vez no se lo perdonaría a sí misma.

José Roberto Coppola

martes, 20 de julio de 2010

Nada ha cambiado

Silencio. Abro los ojos. Todo está en silencio. Me volteo en la cama. Veo la luz que invade perniciosa mi cuarto desde la ventana. La cortina que se mueve liviana empujada por la brisa. Silencio. Cierro los ojos. Respiro. La almohada está fría. Abro los ojos. Y todavía sigo acá. Nada ha cambiado. Nada.

José Roberto Coppola

viernes, 16 de julio de 2010

Polos contrapuestos

Cuando estoy lejos de lo que tengo, estoy cerca de lo que quiero.

José Roberto Coppola

domingo, 11 de julio de 2010

Escapar, tan cerca, tan lejos

La posibilidad de escapar está tan cerca o tan lejos de cómo imagines.

José Roberto Coppola 

viernes, 2 de julio de 2010

Desconectado

Como si en el cableado de mi cerebro no hubiese electricidad. Ninguna. Como si se hubiese quemado el fusible que activa mis pensamientos. Como si se me hubiese olvidado cómo pensar. Ando perdido en la vastedad de esa infinitud que se convierte en la nada. Pareciera que ya no necesitara olvidar porque el cable que me conectaba con los recuerdos ya no tiene corriente. No sé si puedo sentir. No sé cuándo hay dolor en mí. No sé cuándo estoy alegre. El pasado está desaparecido en alguno de los archivos de mi memoria. El presente es fútil. Todo es efímero y perenne al mismo tiempo. Aprieto los ojos, doblo el ceño para intentar rescatar un recuerdo y todo se fue. No está. Ya no necesito olvidar. Vivo felizmente castigado por la inercia. Como si un noble corto circuito me desconectó de quien he sido hasta el momento. Por ratos me siento extraviado. No sé si lo que vivo ahora lo recordaré mañana. No lo sé. Poco sé. Nada sé.

José Roberto Coppola