lunes, 17 de septiembre de 2012

La caminata

Y hoy escapé y me perdí entre aceras caóticas, entre escaleras eléctricas y liberadoras, entre carros y motos rabiosas, entre cuerpos anónimos en vagones de metro, entre calles furiosas, entre asientos de autobuses con desconocidos, entre esquinas que te hacen girar a lo imprevisible. Caminé, caminé y caminé. Crucé avenidas, pasé bulevares, me adentré en callejuelas, atravesé andenes. Caminé, caminé y caminé. Huí entre mis pasos y pensamientos, entre el asfalto caliente. Dejaba atrás mucho camino y me enfrentaba a mucho camino. Compré tickets de metro y pasajes de bus. Caminé, caminé y caminé. Me fugué, por un rato, no había tiempo, no había destino, sin prisas. Libre, solo, feliz. Y después, sólo después de muchas pisadas no quise caminar más.

José Roberto Coppola

sábado, 11 de agosto de 2012

Mis abandonos

Los libros que no he leído, las horas perdidas que no recuperaré jamás, los amigos a los que no he escrito. Dejé de trotar, dejé mi último trabajo, dejé de escuchar la música de mi ipod, dejé mi blog. Dejé de comprar los periódicos los domingos, dejé de comer cereal en las mañanas, dejé de peinarme. Abandoné mis terapias de piso. Dejé de pensar en lo que había abandonado. Pero voy por mi redención.

José Roberto Coppola

sábado, 3 de marzo de 2012

Ojos cerrados

Estoy sentado en una de las sillas de la cocina. Los codos apoyados en la mesa. Escucho el murmullo perturbador de la nevera. Veo la licuadora blanca, plástica, vacía. Mi taza negra en una esquina del lavaplato. Me levanto y guardo unos platos en el estante y el eco de la losa cuando los dejó en reposo se vuelve expansivo, lacerante. Como esos ruidos que de repente encuentras violentos, tanto que pueden desquiciarte. Vuelvo a la mesa y con un codo como soporte me sujeto el mentón. Y entonces cierro los ojos. Y en la oscuridad la luz amarilla y fastidiosa del bombillo de la lámpara de techo sólo la siento en mi piel.

José Roberto Coppola