martes, 31 de agosto de 2010

Aliento

Tumbado de brazos abiertos sobre mi cama en la mañana. Los ojos cerrados. Las pulsaciones suaves. La respiración mansa. Un fugaz abandono y a la vez un pausado encuentro conmigo mismo. El vacío omnisciente. La placidez pura. Y el tiempo elástico se vuelve efímero. Tomo aliento y libero el aire. Abro los ojos. Ahora el vértigo de continuar.

José Roberto Coppola

sábado, 28 de agosto de 2010

30 vanidades, simplezas y extravagancias para ser feliz

Mi amiga Carla y yo, a través de mensajes de texto del celular, hicimos en menos de cinco minutos una lista de 30 cosas que nos hacen felices. 

1 Tomarte fotos con el celular y mandárselas a alguien que quieres.
2 Quedarse con la sal pegada en el cuerpo después de salir del mar.
3 Los cupcakes de Magnolia Bakery en NYC con frosting barely mint.
4 Los panamá Hats, bermudas, sandalias y sombreros. Y la ropa de lino. Las camisas blancas de algodón o gaza sueltas y suaves.
5 Hacer terapia de piso en sitios inesperados.
6 La pasta al olio.
7 Los abrazos de los reencuentros.
8 El risotto funghi.
9 No hacer lo que tenemos que hacer y que todos esperan que hagamos.
10 Espiar al mundo desde tus lentes de sol oscuros (de diseñador, por supuesto).
11 Tomar sol en las azoteas.
12 La champaña rosada.
13 Salir un lunes o un miércoles por la noche.
14 La luz de la mañana que entra por la ventana y llega hasta la cama.
15 La luz de la tarde que se cuela por las persianas.
16 La mantequilla de maní.
17 Mandar todo al demonio aunque sea momentáneamente.
18 La Nutella de frasco y comerla con los dedos.
19 El agua congelada en una botellita plástica.
20 Llegar tarde al trabajo.
21 No contestar el celular de vez en cuando.
22 No decir dónde estás de vez en cuando.
23 Bañarte con agua caliente y luego con agua fría.
24 Las batas de baño.
25 No peinarse.
26 Los mediodías
27 Decir mentiras.
28 Ser impredecible.
29 Escaparte por un rato y que nadie sepa donde estés.
30 Saltar en la cama.


viernes, 27 de agosto de 2010

El único chance

"Él es mi único chance para ser feliz", dijo ella.

José Roberto Coppola

martes, 24 de agosto de 2010

Hombre combustible

No puedo más. No puedo más. Estoy desgastado. Quemé todos mis ánimos. Se ha consumido en llamas toda mi voluntad. No hay fuerza ni ganas. Estoy cansado de poner tanto empeño a todo. Demasiados esmeros sin valor. ¡Ya basta! Tengo que sobreponerme. Primero debo incendiar todos mis pensamientos. Yo puedo. Sólo debo hacer cenizas todas mis energías. Soy un hombre combustible. Qué arda todo. Siempre me hace falta prenderle fuego a todo para empezar de nuevo. Necesito volverme nada y cuando los rescoldos estén apagados levantarme en la polvareda. 

José Roberto Coppola

sábado, 21 de agosto de 2010

La espera

Estoy sentado solo, en la mesa de la cocina, con los codos apoyados y el mentón entre una de mis manos como quien espera algo. Desde esa imperturbabilidad que a veces me asusta veo el piso. Las paredes blancas. La olla sobre la hornilla. La manilla de la puerta de mi cuarto. Pienso en mi cordura. Cierro los ojos. Estoy tan fastidiado que no puedo llorar. Escucho los agites de mi respiración. Me veo solo en la mesa. Pienso en que los sábados por la mañana siempre me resultan devastadores. Siento las gotitas de sudor frío en mi columna. Veo el temblor arbitrario de las persianas de la ventana de la cocina. Veo el enchufe. Veo el techo. Veo el almanaque que está colgado en una de las paredes. Me pregunto qué espero. Me muerdo el dedo índice en una manía que me he descubierto. Cuestiono mi lucidez. Estoy gobernado por una pasiva inquietud. Muevo los pies de manera desordenada debajo de la mesa. El viento hace de nuevo que las persianas prorrumpan  en una melodía desafinada. Me levanto de la mesa a lavar la taza en la que desayuné avena esta mañana. Mi respiración sigue forzosa. Abro el grifo y después de enjuagar la taza veo las burbujitas de agua que se reproducen espontáneas en el desagüe. Y escuchando el agua repicando en el fregadero pienso en que es fácil. Voy hacia la puerta y me asomo por la mirilla. Más allá de ese pasillo deformado que se registra por el vidrio de aumento algo me espera. Yo lo sé. Me recuesto de espaldas en la puerta, respiro con algo de agonía y me vuelvo a preguntar qué estoy esperando.

José Roberto Coppola

domingo, 15 de agosto de 2010

Me veo

Me veo. Me exploro. Quiero buscarme, redescubrirme, reconocerme. Quiero aprender a mirarme sin espejos.

José Roberto Coppola


miércoles, 11 de agosto de 2010

Vértigo

Llegué al apartamento muy tarde en la noche, encendí la luz de la cocina, abrí la nevera para tomar agua, y desde allí volteé hacia el lavaplatos, lo vi vacío y sentí vértigo...

José Roberto Coppola

domingo, 8 de agosto de 2010

El claustro voluntario

La piel no resiste más. Bajo esa susceptibilidad inminente, tibia, inofensiva... hormiguea el desespero. Después de varios días de encierro de potestad propia ya mi piel no soporta tanta condena. Y la voluntad se vuelve suplicio. La obstinación me seduce. Camino entre los pocos metros cuadrados de mi apartamento, abro y cierro la nevera en repetidas visitas, me tiro en la cama a leer el periódico, me siento en la mesa de la cocina a abstraerme en el laptop... Ese aislamiento voluntario ya me extorsiona. La piel me reclama tanto castigo. Me retuerzo en el colchón como un ciempiés, veo la luz del sol desde la ventana de mi cocina, me asomo al espejo del baño para encontrar a alguien más en el apartamento. Las ansias de distanciarme de todo se vuelven solubles con el paso de las horas. Esa reclusión que anhelaba con voracidad se disipa. Soy un ermitaño incómodo y nómada. Me gusta la soledad, pero no me gusta estar atrapado. Fracaso rápido en esa misión de propia deportación. Quizás el retiro no es acá y está lejos, en otra parte. Quiero abrir la puerta del apartamento. Quiero imaginar una opción. Quiero escapar...pero a otro lugar donde no haya nadie.

José Roberto Coppola