domingo, 27 de diciembre de 2009

La paz sea conmigo

Siempre trato de alejarme del dolor, de aquello que me hace daño, de eso que me perturba. Siempre trato de distanciarme del sufrimiento. Es uno de mis dogmas. Sólo quiero estar en paz.

José Roberto Coppola

lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuando algo no me importa es para siempre

Muchas cosas me importan, la verdad. Un montón. A veces demasiadas. Cosas profundas y trascendentales como inmensamente banales me importan de igual manera. Pero poseo una gracia que me asusta, me sorprende y me fascina: cuando algo me deja de importar es para siempre. Sí, soy radical, soy definitivo, soy determinante. No hay manera que vuelva a sentir interés por eso que dejo de importarme. No hay forma que eso me importe otra vez. No hay posibilidad de que pueda avivar el entusiasmo. No puedo hacer nada. Es inevitable y me gusta que sea así.

José Roberto Coppola

martes, 15 de diciembre de 2009

Y habré sido uno de los últimos en oler ese perfume en su piel

Yo observaba cómo ella bailaba con gracia, con esos pasos livianos, desarticulados y armoniosos, como los de una marioneta.
- Huele mi perfume, me dijo llevando mi cara a su cuello.
- Es dulce, le dije.
Bailábamos en la oscuridad de esa noche rara.
-Estoy triste, me confesó sin soltar el ritmo arbitrario de sus movimientos.
-¿Por qué?, le pregunté con un intento de mirarla a los ojos.
-Mi perfume favorito lo descontinuaron. Ya no lo van a vender más, me decía mientras bailaba. 
Era una tragedia. Ella ya no iba a poder dejarse oler como quería.
-¿Cuánto de perfume te queda?
-Unas gotitas. Serás uno de los últimos que lo vas a poder oler en mi piel.
Y siguió desprendiendo su olor en la pista de baile entre pasos cándidos y despistados.

José Roberto Coppola

jueves, 10 de diciembre de 2009

No sé cómo son mis días

Mi amiga Carolina que me llamó a las siete de la mañana. Menos mal que siempre me despierto temprano.
-¿Cómo estás?, le pregunté con curiosidad.
- Esperando un día malo para ver cómo es eso, me respondió.

Yo quiero días buenos para ver cómo son y quiero aprender a reconocer cuándo estos lleguen. 

En realidad no sé cómo son mis días.

José Roberto Coppola

domingo, 6 de diciembre de 2009

A la rueda, rueda...

El ruido de unos vasos de whisky sobre la mesa de vidrio, una risa que consigue eco en otras risas, más whisky, más vino, más tequila, más risas, el humo de un cigarrillo que se pasan de mano en mano. La noche se ensancha. Botellas en la mesa, gritos de la gente que no se escucha. Pienso, respondo, divago, pienso. Una rueda de gente. Copas, cenizas, un pensamiento esquivo. Hablo, callo, medito, me abstraigo, hablo. Un trago, una pausa. La música anima. Una pareja bailando. Alegría, melancolía, calma. Bocanadas de humo, voces aceleradas, vasos en la mesa. La negra y clara transición de la madrugada. Alboroto y silencio. Yo hablo, ellos hablan, todos hablamos. La camaradería fortuita, posible, etérea, escurridiza. Un trago compartido. Yo tomo, ellos toman, todos toman. A la rueda, rueda. Pienso, hablo, me distraigo, río, callo, pienso...

José Roberto Coppola

jueves, 3 de diciembre de 2009

Eso que vuelvo grande

Eso que pienso hasta agotarme, que me aniquila, que me abstrae, que me anestesia. Eso que no sé qué es. Eso que desde la pequeñez vuelvo gigante. Eso que no sé si existe o yo me lo invento. Magnifico, abuso, exagero. Me autoengaño. Me torturo. Eso que sólo está en mi imaginación. Me envuelve, me sobrecoge, me domina. Eso ínfimo que vuelvo enorme. Eso que pienso en el día, que me asalta en mis desvelos y hasta en mis pesadillas. Invisible, potente, abrumador, fulminante, ubicuo, permeable, rapaz. Eso que crece y crece y crece. No me puedo librar. No me puedo escapar. Nadie me puede salvar de eso. Sólo yo. Sólo yo.

José Roberto Coppola