domingo, 24 de octubre de 2010

A mi manera

Escurridizo voy haciendo los atajos de mis propios caminos. Me alejo. Intento pisar a mi manera. Y así consigo encontrarme siempre conmigo mismo. Como un errante con camino incierto que encuentra sus certezas en su propio andar. A veces las voces en mi mente ya me hacen bastante bulla como para escuchar a otros. Por eso me abstraigo desde mi silencio. Es un retiro voluntario que busco en cualquier lugar donde me encuentre. Me escucho una y otra vez. Oigo mis convicciones y mis reproches; mis sacrificios y mis felicidades; mis obstinaciones y mis desapegos. Ya con mi propio ruido es suficiente. Ya tengo bastante.

José Roberto Coppola

sábado, 23 de octubre de 2010

Escape en Ipanema

Y allí caminando por la arena dorada de la playa de Ipanema, con el sol anaranjado como cómplice, pensé en esas ganas de escapar que nunca me abandonan.

José Roberto Coppola

lunes, 11 de octubre de 2010

Ya basta

Ya basta. Ya. No más lamentos propios y autoconsuelos. Ya basta de compadecerme en exceso de mí mismo. Ni una justificación más. No más. Nada de excusas. Ya basta de autodefensas. Ya basta.

José Roberto Coppola

viernes, 8 de octubre de 2010

La huida posible

Solté el teclado de la computadora, me levanté de la silla. Abrí la puerta de la oficina, tomé el pasillo, doblé a la derecha, luego a la izquierda y caminé por el largo corredor hasta llegar al ascensor. Esperé a que llegara. Marqué mezzanina. Me monté hasta que se abrió en mi piso. Me salí y luego de caminar un poco más, dejé atrás la recepción. Abrí la puerta y salí a la calle. Caminé una media cuadra, una cuadra, dos cuadras. Mis pasos tenían una automática pasividad. La luz del sol era de un amarillo opaco. Llegué a un punto en que me detuve. No pude seguir. Miré hacia adelante. Miré hacia atrás y vi todo lo que había caminado. Me di la vuelta para ir de regreso al trabajo. Había logrado huir por unos minutos. Era sólo un entrenamiento, una prueba. Ya llegará el día. 

José Roberto Coppola