jueves, 18 de febrero de 2010

Terapia en el pasto dorado


En esa vastedad donde se queman los recuerdos y los olvidos. Donde no hay atrás. Donde la vida se posterga. Donde está perdido el futuro. Donde no existen los alrededores. En esas montañas de fuego granate, cobre, rubí que devastan la inminente inmensidad. En esa infinitud donde nada es perentorio, donde todo es perenne. Yo como guerrero del firmamento. Me siento eterno, poderoso. Allí, donde el viento y el cielo te queman calmosamente la existencia, como el sol con desganada pausa ha convertido el pasto en cenizas doradas. A estas alturas donde las nubes casi se pueden mover con el propio aliento. Acá donde poco importa, donde mucho vale, donde lo seco se vuelve feraz, donde se chamusca la piedad, donde arde la voluntad. Lejano, abandonado, entregado. Acá quiero incendiarme con la apatía. Acá me lanzo en la hierba muerta y deseo volverme humo.

José Roberto Coppola

7 comentarios:

Lila Biscia dijo...

un texto perfecto.

P.E.P.E. ® dijo...

que prescisa tu manera de hacerme adentrarme en tus letras, querido José.
un fuerte abrazo (de esos que no se hacen humo fácilmente)

El sereno de los faros dijo...

muy bueno,

Hacerse humo es fundirse con la hierba.

Abrazo,

Randy dijo...

Busca agua para tu cuerpo
el Sol te quemará más fácil de esa manera...

Pulgamamá dijo...

Uy yo quiero volverme humo contigo en el pasto dorado. Bella la foto. Ponla en tu profile!

Albert Castillejos dijo...

Joder que bueno lo que escribiste.
Un saludo
Alñbert.C

Anónimo dijo...

Qué buena foto!