lunes, 25 de mayo de 2009

Mis ganas de no volver

La excusa siempre me la invento cuando se acerca la noche. Tengo un repertorio infinito: "urgencia" de ir al banco (de esos que abren hasta las 9:00 pm), ganas de cenar y de no preparar nada en casa o ganas de cenar afuera porque no me provoca lo que tengo en casa, deseos de comprar un libro, una camisa, un postre, una revista o un no sé qué que me hace falta, caprichos de pasear por un centro comercial, antojo de ir al cine solo o con alguna amiga, ganas de un Martini o una copa de vino, "necesidad" de adelantar algún reportaje o entrevista en la revista donde trabajo, ganas de ir a escuchar música en algún local nocturno. Simplemente ganas de no volver a casa. Ganas de no regresar. Ganas de no estar en pijama en la cama. Cada vez que se acerca la noche me pasa lo mismo, me las ingenio para no aterrizar en mi casa. Nunca procuro salir temprano de la oficina. Siempre tengo una razón valiosa, poderosa, importante para no llegar a casa. Y puedo darme a mí mismo motivos lógicos, irrefutables, creíbles. Es un autoengaño. Hay una sola verdad: nunca me han gustado los regresos.

José Roberto Coppola

17 comentarios:

Angela Feijoo Vázquez dijo...

Entiendo perfectamente esas vueltas. Creo que todos las damos con algo o con alguien. Las retrataste tal cual como son. Me encanta tu blog.

Unknown dijo...

precioso escrito , yo por el contrario deseo volver a casa a cada momento , sobre todo ahora que trabajo fuera :D

un beso

Randy dijo...

Nisiquiera después de los viajes largos??

Natalia Astuácas dijo...

¿los regreso?... quizá es lo que pasa con las despedidas...

Un abrazote amigo, cuidate mucho.
Besitos desde mi.

Donce dijo...

Pero cómo? que hay bancos que cierran ¿¡a las nueve!? y aquí algunos echando el cierre a las 13:45 h. ¡qué fuerte!.

Me gusta tu post, amigo, es bien fresquito, aunque el final...
y los regresos algún día te gustarán, ya lo verás, que los gustos cambian igual que te cambian las ganas de comer verdura.

Un besote

Gastón dijo...

Y sin embargo... siempre hay un regreso.

Abrazo de ida

yacasinosoynadie dijo...

mierda Jose Roberto, me impresiona lo parecido que sos a mi... también hago todo lo posible por no llegar temprano a casa y lo paradójico es que me encanta mi casa, mi cuarto es uno de mis lugares favoritos...

Lulutrix dijo...

entréguese al regreso!

P.E.P.E. ® dijo...

Lo que me sucede a mi con los regresos, es que es un circulo interminable.. donde regrese, siemrpe habra otro al que desee hacerlo..y asi interminable...
si voy a un bar.. querre regresar a casa por cansancio (o digna, muy digna embriaguez)... y en casa.. querré regresar al bar..
Y asi muchos casos.

Pero si coincido en eso de dar mil vueltas antes de hacerlo.

Ayer me di cuenta que llegue 2 horas mas tarde a casa desde la oficina, al detenerme en una libreria hojeando un libro al que descaradamente me lei beuna parte ante la mirada de la vendedora y un pensamiento casi seguro de: "HIJITO, LO VAS A COMPRAR O TE TRAIGO UN CAFÉ Y UNA SILLA?"

Un abrazo José.

Vanesa dijo...

Que curioso...a mi es lo contrario..no me gusta irme...me encanta estar en casa...sentada en mi rincon favorito en el sofa con un buen libro y musica de fondo...en el trabajo cuento las horas que me faltan para irme...Si tengo que salir hago todo de manera que siempre tenga tiempo de volver y relajarme...Besos!

p.d: A quien o que estas tratando de evitar?

Paula Daiana dijo...

Me dejaron pensando tus palabras, la gran forma en que pudiste definir esas no ganas al regreso...
Besotes
Pau

nadenise dijo...

Suelo hacer exactamente igual... aunque hay días que las excusas no me alcanzan para estar cómodamente en pijamas y pantuflas, con una taza de café, chocolate y una buena película.

(me das una dirección de correo electrónico? o escribime, el mío es na.denise@gmail.com)

: dijo...

Debe haber algo que se obvió a conciencia en el texto que justifique ese rechazo. ¿Probaste armarte una micro-valija y vivir de hostel en hostel? Sería divertido y nada monótono, aunque sea no los primeros cinco meses. La casa rodante la pensé como opción pero -si bien cambiarías de paisaje a tu gusto- llevar el hogar a cuestas quizá no te interese demasiado. Es como una mochila enorme. Con ruedas y sin cierre.

g. dijo...

A veces pienso decir algo ya dicho, y en ese momento me digo, tengo que decirlo igual o tengo que dejar y volver otra vez antes que lo digan.

Luego pienso que sería gracioso copiar el comentario que dijo antes lo que yo iba a decir y pegarlo acá.

Gracioso, pero tal vez de mal gusto.

Saludos (Al final no comenté la entrada, bueno otra vez)

Terapia de piso dijo...

Ángela: bienvenida. Ojalá cada vez nos perdamos menos en ellas y si no las podemos evitar saquemos algo de ellas.
Isabel: qué dicha.
Randy: los regresos siempre me generan desasosiego.
Natalia: quizás.
Donce: ojalá sea así.
Gastón: siempre está allí acechándome.
Jorge: igual me sucede, pero los regresos siempre me han perturbado un poco. Qué bueno encontrar a alguien con estas manías para no sentirse demasiado raro.
Lulu: me entrego cada vez que me toca, pero con algunas reservas.
Pepe: habrá que sacar algo de esas vueltas.
Vanesa: ¡enséñame!
Paula: espero que te dejen pensar de regreso.
Na:claro, acá te la doy joserobertocoppola@gmail.com.
Agostina: me gusta la idea de la casa rodante. Me gusta.
G: a veces los mensajes no tienen regresos.
Rakiat: te doy la bienvenida al blog.

Gracias a todos por pasar por acá.

José Roberto Coppola

Rous dijo...

Sientes el llamado de la libertad en las calles y te entregas a él.
Sólo el cansancio extremo podría hacerte buscar el regreso.
Se cansará el viento?

TortugaBoba dijo...

¿Pero los regresos tuyos supongo no? Redecora tu casa, a ver si así ;)
Beso