miércoles, 29 de abril de 2009

Unos ojos que queman como el hielo seco

Tiene unos ojos de desborde, que rebasan, que están al límite. Tiene unos ojos de profundidades contenidas. Tiene unos ojos grises como los de un cielo gris que amenaza con tormenta, pero que al final no se deshace en lluvia. Mi amiga Érika tiene unos ojos nobles, unos ojos protectores, unos ojos arrolladores, como noble, protectora y arrolladora es ella. Unos ojos que pueden temblar de alegría y tristeza en un mismo instante. Unos ojos que te miran de frente, porque así es ella una mujer franca, clara, certera. Érika tiene una mirada en la que no entra la desmesura de sus buenos sentimientos, esos que ella no imagina que tiene. Porque ella no es dura como cree, más bien es más blanda de lo que puede pensar. Tiene unos ojos que queman como el hielo seco. Unos ojos que no olvidas más nunca. Unos ojos que siempre están barnizados de brillo. Es ella mujer de una mirada sensata y poderosa. Una mirada potente y frágil, valiente y vulnerable. Una mirada que revela más de lo que cree que esconde. Unas pupilas que se dilatan en vértigo. Ella tiene una mirada de anchas dimensiones. Una mirada de vorágine. Una mirada bella. Una mirada infinita.

José Roberto Coppola

20 comentarios:

Noelplebeyo dijo...

Una mirada franca reconforta...

Lulutrix dijo...

como hielo seco, voy a pensar si eso es bueno.

Tony Amesty dijo...

Es cierto, los ojos son el espejo del alma....


Un saludo

Artemisia21 dijo...

por ello, se dice que los ojos son la ventana del alma, ahora veo porque :)

salu2..

VALENTIN dijo...

De seguro tu amiga quiere ponerse una mascara para no dejar ver que es una mujer con sentimientos tan nobles como los que has descrito, probablemente ella quiera aparentar como una mujer fuerte cuando en verdad la fragilidad de su mirada y emociones, le dan ese toque especial y angelical. Su mirada sin duda alguna refleja la benevolencia de su puro corazon...

Anónimo dijo...

En pocas palabras una mirada que lo dice todo por como lo describis!

beso Jose!!

Buen finde!

Juancho!

Rous dijo...

una mirada de esas que sólo callan cuando duermen?

g. dijo...

Entre los ojos y la mirada todos nos perdemos...

El sereno de los faros dijo...

Entonces deja de mirarte en ellos si no quieres seguir congelandote.

abrazo,

nadenise dijo...

Que lindo tener amigos con esas miradas, y amigos que puedan percibirlas de esta forma.

Pulgamamá dijo...

Yo quiero tener los ojos grises como Erika!

Gastón dijo...

Hay miradas que son capaces de todo... con sólo mirarlas.

Terapia de piso dijo...

Noel: así es.
Lulu: después me cuentas ¿sí?
Tony: a veces está claro, a veces empañado, a veces deformado, pero sí.
Artemisia: ajá.
Valentín:no todos pueden ver que tan benevolente es su corazón.
Juan: mucho más de lo que ella puede tan sólo imaginar.
Rous; muy bien dicho.
G: y nos encontramos.
El sereno: es bueno congelarse con ojos así.
Na: qué lindo cómo lo describes.
Extranjera: tú tienes tus ojos chiquillos que son una delicia.
Gastón: me gusta eso de ser capaz de todo.

Gracias por la visita.

José Roberto Coppola

Paula Daiana dijo...

Será por eso que la mirada no envejece... Creo que nuestro ojos esconden nuestra esencia, lo más genuino que tenemos...
Muy lindo!
Besotes
Pau

Hisae dijo...

Que bellos pueden llegar a ser los ojos...
¿Qué encierran las miradas?

Un abrazo, Terapia. Genial como siempre.

Fernando García-Lima dijo...

Creo que este post exige una ilustración... y no porque describas mal, sino porque provocas curiosidad.

am dijo...

A veces sólo hacen falta unos ojos para comprenderlo todo.

Lucas.- dijo...

Excelente!

Feroli dijo...

Yo quiero tener una mirada como esa...! O por lo menos que alguien vea en mi mirada lo que tu ves en la mirada de tu amiga...

Terapia de piso dijo...

Paula: yo creo que si envejece.
Hisae: no encierran tanto como la gente cree.
Fernando: hay ojos que provocan curiosidad.
Am: o para entender lo que no habías comprendido antes.
Lucas: gracias.
Kecón: seguro alguien la ve y no te lo ha dicho aún.

Gracias por sus impresiones.

José Roberto Coppola